
Bogotá D.C., abril 9 de 2025, Según la organización ambientalista internacional Greenpeace, más del 78% de las emisiones de partículas causantes del cambio climático y la contaminación del aire en Colombia provienen de los más de 15 millones de vehículos que transitan, como camiones, buses, carros y motos.
Así mismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la exposición constante al ruido del tráfico es una de las principales causas de estrés urbano y afecta la salud auditiva, cardiovascular y emocional de las personas.
De hecho, un informe de la Red Colombiana de Ciudades Cómo Vamos (RCCV) evidenció que el 61% de los habitantes de Bogotá se sienten insatisfechos con los niveles de ruido en la ciudad, situándola como la más ruidosa del país. El tráfico vehicular fue identificado como la principal fuente de esta contaminación sonora. Por su parte, un estudio respaldado por investigadores de la Universidad de San Buenaventura señala que para el 48% de los habitantes del Valle de Aburrá -con Medellín como epicentro- la contaminación auditiva representa una de las principales problemáticas ambientales en su entorno.
Por tal razón, toma fuerza el experimento de Kia Colombia, donde su nuevo modelo EV3 recorre los pasillos de una biblioteca sin alterar el ambiente. Nadie lo escucha, nadie lo huele, nadie se percata… hasta que unas hojas caen por efecto del viento que provoca su desplazamiento. Lo único que “hace ruido” es la naturaleza. Lo demás, es tecnología en su estado más puro: silenciosa, limpia, segura.
De acuerdo con la directora de Mercadeo de Kia Colombia, Camila Márquez, “más allá del concepto creativo, este experimento representa una reflexión sobre cómo los vehículos eléctricos —y en particular los de Kia— pueden transformar positivamente nuestras ciudades. ¿Qué pasaría si más carros fueran como este?”
Los vehículos eléctricos, al no tener motor de combustión ni sistema de escape, reducen significativamente el ruido urbano, sobre todo en desplazamientos a baja velocidad (menos de 30 km/h), como ocurre en zonas escolares, residenciales o cerca de hospitales y bibliotecas.
El aporte a la transformación urbana de los EVs
Más allá de una tendencia, la movilidad eléctrica se ha consolidado como un motor de transformación urbana en diversas partes del mundo. Ciudades pioneras en la adopción de vehículos eléctricos han demostrado que el cambio hacia tecnologías limpias genera impactos medibles en la calidad del aire, la salud pública y la reducción de la contaminación acústica.
Un ejemplo emblemático es Oslo (Noruega), donde más del 80% de los vehículos nuevos vendidos en 2023 fueron eléctricos. Esta transición, impulsada por incentivos gubernamentales y un ecosistema robusto de infraestructura, ha contribuido a una significativa reducción de emisiones de CO₂ y a una mejora comprobada en la calidad del aire urbano. Además, el menor nivel de ruido en zonas residenciales se ha convertido en un nuevo estándar de bienestar.

En Shenzhen (China), la electrificación total del transporte público —con más de 16.000 buses y 20.000 taxis eléctricos— ha permitido disminuir hasta en un 48% los niveles de material particulado fino, uno de los contaminantes más peligrosos para la salud respiratoria. Este avance ha sido acompañado por mejoras sostenidas en los indicadores de salud infantil, según el propio Buró de Protección Ambiental local.
A nivel local, Medellín se ha convertido en un referente latinoamericano con iniciativas como la electrificación del sistema Metroplús, la implementación de taxis eléctricos y los corredores verdes. Las mediciones del SIATA (Sistema de Alerta Temprana) ya reflejan progresos en la calidad del aire, mientras la ciudad avanza en modelos multimodales donde los vehículos eléctricos juegan un papel central.
Estos casos demuestran que el impacto de la movilidad eléctrica trasciende el ámbito tecnológico: es una apuesta por entornos más silenciosos, ciudades más limpias y comunidades más saludables. Y justamente hacia esa dirección se orientan las marcas que, como Kia, entienden que el futuro no solo se conduce… también se respira.
Un símbolo de la transformación
Un carro eléctrico como el Kia EV3 no emite gases contaminantes ni partículas suspendidas mientras circula. Esto es especialmente relevante en ciudades como Bogotá o Medellín, donde el material particulado derivado del tráfico vehicular representa más del 60% de la contaminación del aire en zonas urbanas, según datos del IDEAM y la Secretaría Distrital de Ambiente. Al adoptar vehículos eléctricos, contribuimos a mejorar la calidad del aire, reducir las enfermedades respiratorias y mitigar los efectos del cambio climático.
Además del silencio y la sostenibilidad, el experimento muestra otro atributo esencial de la nueva generación de Kia: la seguridad. Vehículos como el EV3 están equipados con avanzados sistemas de asistencia a la conducción (ADAS) como frenado autónomo de emergencia, detección de peatones, mantenimiento de carril y control inteligente de velocidad.
“Esto significa que, incluso en un entorno sensible como una biblioteca, el vehículo puede desplazarse con total control, sin riesgo para las personas ni el entorno. Al final, el video no solo busca sorprender. Invita a imaginar una ciudad en la que los carros no son una fuente de ruido ni de contaminación, sino una extensión armónica del entorno. Una ciudad más humana, más consciente, más limpia”, concluye Camila Márquez.